Viajeros

Año de Edición:

Editorial:

Autora: Alexia Encalada

Pasajera_ ¿Ha notado que éste subterráneo se asemeja al tranvía que recién
nos cruzó en dirección contraria?

Guarda _Por supuesto, si hay algo que me intriga es la velocidad de los
tranvías, especialmente cuando están quietos.  

Boletos, boletos.

Pasajera _Los tranvías van y vienen, son indecisos, vienen, vienen vienen,
vienen vienen vienen, pero van. Solo cuando se ve el paisaje correr, dan
respiro.

Acá no hay horizonte.

Guarda_ ¿Podría darme su boleto?

Pasajera _De ninguna manera. Me fue entregado por ventanilla a modo de
intercambio. Ella me dio este boleto en el mismo instante que le di mis
monedas.

Guarda _Muestre su boleto por favor. Se parece a los demás boletos.
Guárdelo.

Pasajera _Éste es mi pasaje, Señor.

Guarda_ ¿Sabía que los boletos ya no existen en ese formato? El que usted
tiene en la mano es antiguo. En aquel tiempo se entregaba por ventanilla un papel
impreso con un horario y un destino específico, el destino, en general,
coincidía con una localidad.

Lo único que me garantizaba ese papel era que alguien había querido viajar.
Incluso cuando picaba un boleto dentro del subterráneo en movimiento, me preguntaba:
¿Esta persona que me entrega el boleto, será la misma que lo retiró por
ventanilla, o será otra persona que me entrega el mismo boleto que acredita mi
intriga?

Pasajera _Sin dudas fui otra persona cuando me obsequié este pasaje, estaba
segura de que me iba a perder entre tanta gente que intentaba subir y no quería
esperar.  Quedarme quieta un instante no fue sencillo, por eso decidí
vestirme de azul marino, para reconocerme entre los inquietos.

Guarda _Usted parece vestida de luto.

Pasajera _Viajo de incógnito.

Guarda _Ya veo. Voy a tener que acompañarla señorita. ¿A dónde migramos?